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MUSICA

viernes, 19 de octubre de 2012

Ayuda para el estudio


Otra técnica sencilla y rápida es hacer anotaciones en los márgenes de las hojas del libro. Como en el caso del subrayado, lo más recomendable es hacerlas con lápiz —en lo posible, de una mina no muy dura, para que el grosor y el color oscuro hagan a la anotación fácilmente legible—.
En los márgenes se pueden hacer diversas anotaciones:
  • Palabras clave del párrafo.
  • Síntesis del párrafo.
  • Un signo de pregunta, si nos topamos con una idea u oración que no hemos comprendido y sobre la que queremos consultar al profesor.
  • Referencias a otras partes del texto o a otros libros en los que se hacen afirmaciones sobre el mismo tema.
  • Ideas que el párrafo nos sugiere y que requieran más investigación.
La nota marginal insume poco tiempo y es realizada en el propio texto, lo que la hace accesible y práctica. Es especialmente recomendable en los textos escasamente subdivididos en capítulos y subtítulos. En ellos, sin las notas marginales, encontrar un pasaje que hemos leído y sólo ubicamos vagamente resultaría casi imposible.

El fichaje es una técnica utilizada especialmente por los investigadores. Es un modo de recolectar y almacenar información. Cada ficha contiene una serie de datos extensión variable pero todos referidos a un mismo tema, lo cual le confiere unidad y valor propio.
Las fichas tradicionales son de cartulina y se venden en las librerías a un precio muy bajo. Sin embargo, hoy es muy común recolectar la información en una base de datos. Llegado el caso, puede imprimirse la información así acumulada con el formato de la ficha tradicional y con la prolijidad propia de las impresoras.
Hay distintos tipos de fichas:
  • De resumen: contienen el resumen de un libro completo, de un capítulo, o de un apartado de un libro.
  • De síntesis: contienen la síntesis de un libro completo, de un capítulo, o de un apartado de un libro.
  • De citas: contienen una afirmación textual, no un conjunto encadenado de afirmaciones como el resumen y la síntesis.
  • Personales: contienen una idea que se nos ha ocurrido y que queremos conservar evitando que caiga en el olvido.
Si el fichaje se realizó correctamente, a la hora de realizar la monografía se podrá prescindir de los libros y trabajar sólo con las fichas. Para eso éstas deben incluir todos los datos de los libros que sean necesarios para citarlo.
Un posible esquema para la elaboración de fichas es el siguiente:
  • Tipo de ficha: con una letra mayúscula se indica si se trata de una ficha de resumen (R), de síntesis (S), de cita (C) o personal (P). En las fichas de resumen y de citas se sobreentiende que el contenido es textual, por lo que no se usan comillas.
  • Título: se aconseja darle un nombre a cada ficha que sintetice su contenido y permita ubicarla con mayor facilidad.
  • Datos bibliográficos: la única que no los lleva es la personal. En este lugar deben constar los datos del libro que se está citando, resumiendo o sintetizando: apellido del autor; inicial de su primer nombre seguida de punto; año de edición del libro; título del libro en letras itálicas seguido de punto; nombre de la ciudad en la que se editó seguido de dos puntos y nombre de la editorial. Con estos datos se puede citar el libro sin necesidad de volver a él.
  • Relación con otras fichas: si la ficha en cuestión se relaciona por afinidad u oposición con el contenido de otra, esto puede ser indicado para que en un futuro, al reflexionar sobre cualquiera de ellas no se deje de tener en cuenta a la otra.
  • Número de página: como las citas se realizan indicando el número de página, además de los datos del libro arriba indicados, es importante que quede claro en qué página el autor dice lo que estamos copiando. Para ello se anota el número de página en el margen izquierdo y se indica en el texto con una doble barra oblicua (//) el cambio de página.
  • Contenido: aquí se coloca el resumen, la síntesis, la cita o la idea que se nos ha ocurrido, según cuál sea el tipo de la ficha. Si bien ésta es la parte más importante de la ficha, pierde casi todo su valor si no se ha completado la información bibliográfica.
El fichaje insume mucho más tiempo que el subrayado y las notas marginales. Es especialmente recomendable cuando se está realizando una investigación (sobre todo el fichaje de citas y el personal), pero es poco práctico si sólo necesitamos prepararnos para un examen y contamos con escaso tiempo para hacerlo.

Al igual que frente al texto, los estudiantes debemos afrontar las clases y las conferencias con una actitud activa. Para ello es de suma utilidad la toma de apuntes. Ella nos exige prestar atención y juzgar continuamente qué es lo más importante de entre todo lo que el docente está diciendo. De este modo reducimos al mínimo la dispersión y la divagación, que con tanta facilidad nos hacen perder un tiempo valiosísimo y minimizan nuestro rendimiento.
A las clases y conferencias debemos concurrir provistos de los elementos indispensables para escribir. Es importante que nos ubiquemos en un lugar desde el que podamos escuchar y ver al docente con claridad.
En el apunte debemos anotar sólo las afirmaciones más importantes del expositor, dejando constancia del hilo conductor de su argumentación. Si en algún momento su discurso se aleja del tema que está desarrollando, debemos dejar de escribir y esperar con atención el momento en el que lo retome.
La prolijidad y presentación del apunte tienen un valor secundario. No debemos permitirnos bajar la calidad del contenido por dedicarle una exagerada atención a la apariencia. Sí es indispensable que la letra sea clara y legible.
Para la toma de apuntes es muy útil y práctico utilizar esquemas, cuadros, flechas u otros signos. Ello permite escribir menos y ordenar el contenido de un modo más claro. La práctica de esta técnica nos va dando la astucia necesaria para saber qué y de qué manera anotar al presentar esquemas. Por eso es bueno comenzar a tomar apuntes ya en la escuela secundaria.
La técnica de toma de apuntes es valiosa incluso si el apunte tomado no se utiliza con posterioridad. ¿Por qué? Porque lo más importante no es el apunte, que puede en muchos casos servir como material de estudio sino algo que tiene lugar en el mismo momento en que se desarrolla la clase: nos ayuda a prestar atención y captar el mensaje central de la clase. Eso solo ya es de mucho valor. Por lo tanto, aunque tuviéramos la certeza de que luego de la conferencia o de la clase vamos a perder los apuntes, de todos modos la toma de apuntes seguiría siendo una técnica recomendable para nosotros.

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